

Mientras mi hermano Antonio se ha dedicado a desmotar luces y pilotos, y a comprobar e identificar todos los cables, yo me he "doblado" dentro del mini y me he dedicado a desmontar todo lo posible del salpicadero.
El salpicadero que tenía este mini no es el original de la factoría. Es un extra que montaban los concesionarios, y que hacia más versátil y ¿bonito? el espartano salpicadero de los Minis. Es una estructura plana, forrada en vinilo negro, imitando piel, que cubre el frontal del mini, dejando los relojes a la vista, y aportando dos guanteras a ambos lados. Yo lo he desmontado con cuidado, y a falta de una buena limpieza y de cambiar bisagras y tornillos, esta en muy buen estado. Ya veré que hago con él, ya que no tengo intención de reinstalarlo pues mi ideas son otras. Seguro que algún aficionado puede estar interesado en él para poder instalarlo en otro Mini.
Debajo del salpicadero el panorama es algo desolador ya que los años, y las malas artes de algún “chapuzas”, han provocado que los aislantes estén podridos, y el cableado esté en bastante mal estado, aunque milagrosamente aún sigue funcionando.


El desmontaje de todos estos componentes ha sido arduo ya que muchos tornillos estaban en mal estado y era difícil conseguir sacarlos. Además, en ocasiones el acceso a algunas zonas es difícil y hay que hacer puro contorsionismo para poder sacar alguna pieza.
Poco a poco el coche va quedando como un cascaron vacío, y es el momento preciso para empezar a evaluar el estado de determinadas áreas de la carrocería, en las que sospecho que el oxido ha sido implacable.
Por cierto, esa bata verde es un gran aliado ya que hace que la ropa no se manche ni deteriore, ...¡y además abriga! .


